Ambiente y sensaciones que pretendemos proporcionar al espectador, mediante las obras a realizar en el Convent de la Missió.
La intención es que cada obra de la habitación sea única e irrepetible, aunque esté realizada con la misma técnica y en base a un mismo concepto. Generando también la posibilidad de poder formular distintas versiones de cada una de ellas, pensando en el número de habitaciones al que debemos adaptarlas.
Las obras son portadoras de unas características comunes;
Creación de piezas con luz transmisoras y receptoras de energía.
Mediante una leve ambientación lumínica, colocada estratégicamente en cada pieza, representaremos los conceptos de divinidad, la grandeza de la naturaleza, fluidez de la energía espiritual y concepto del alma individual.
Mediante los ténues rayos de luz también se sugerirá la continua búsqueda hacia los enigmas de la humanidad, la existencia de diversas creencias religiosas o filosóficas y el concepto de un todo.
La composición de las piezas, se regirá por la idea de Comunidad.
Dicha idea hace referencia además de a la Congregación de la Misión y sus valores resaltados anteriormente, a aquel grupo de individuos que tienen ciertos elementos en común, tales como las costumbres, valores, tareas y visión del mundo.
Y cómo después de crearse una identidad común, emprenden un camino en solitario personal e individual, para reafirmarse en sus convicciones con un propio aprendizaje o para difundir su mensaje.
Un mensaje de serenidad, tranquilidad, humildad, respeto, sencillez y armonía con el mundo y todo aquello que les rodea. Motivados por deseos solidarios y del bien común. Despojándose del propio ser, identidad y deseos personales por y para los demás, en beneficio del prójimo.
La representación de ausencia de sonido.
Otra de las características comunes de todas las obras es, el pretender sugerir en ellas la sensación de ausencia de un ligero, breve y suave sonido.
Utilizando materiales y objetos al que se les vincula un sonido particular.
Pero que al estar colocados o realizados de una forma concreta carecen de dicho sonido/s, transmitiendo su silencio.
Ese instante de fragilidad sonora o de silencio, que adopta el propio objeto, o la obra.
La estética de las obras pretende ser austera, recia y sobria a la vez que frágil, sutil y de singular belleza estética.
En definitiva, pretendemos que en los diferentes espacios de la habitación, exista una motivación por parte del espectador de descubrir y descifrar mensajes ocultos.
Que cuanto mas tiempo permanezca en la habitación, las paredes y obras comenzarán a expresarse y desvelar los secretos y mensajes que existían antes sellados en ellas, generándole e impregnándole de distintas emociones y sensaciones espirituales renovadoras.